miércoles, enero 09, 2008

Tránsito

Un conocido virtual, José Luis, me sugiere que escriba una historia de mi tránsito desde la izquierda al liberalismo democrático. No es fácil reseñar veinte años de dudas, reflexiones, informaciones, lecturas. Pero, como tengo tiempo en este enero caluroso, poco trabajo y ganas, lo intentaré.

Argentina 1967-1976

Revolucion Cubana, lucha armada ,Che muere en Bolivia, desprecio al pacifista Partido Comunista, adhesión al chinoismo, contra la burocracia soviética. Mayo del 68. Nueva Izquierda, Marcusse, Cohn Bendit. Obreros y estudiantes unidos y adelante. CGT de los Argentinos, ala combativa del sindicalismo, Raimundo Ongaro. Acercamiento cauteloso al peronismo. Lecturas de Hernández Arregui y Abelardo Ramos. Izquierda nacional, Nacionalismo Revolucionario, la Izquierda tradicional es cipaya y antiperonista. Peronismo Revolucionario. FAR y Montoneros. Perón. Perón en conducción, los montos intentan reemplazarlo. Guardia de Hierro: Peronismo de Perón. Derechización, coqueteo con López Rega e Isabel, Ezeiza. Me voy asqueado de Guardia de Hierro. Me hago hipercrítico de gobierno peronista de Isabel. Violencia, anarquía, descontrol, guerra entre Triple A y Montoneros. Rodrigazo, movilización sindical contra López Rega.
Escribí en 1975:
Podría decir “qué tiempos aquellos” pero mentiría.
Aquel increible día, el 20 de junio del 73, algo se rompió dentro de cada uno. Ese día se acabó la joda, la alegría peronista y joven, las puteadas insolentes y frescas, incluso las trompadas y las broncas entre los grupos de activistas.
De ahí en más, la sangre se instaló como compañera.
El cuento lo empecé ese invierno del 73 y quedó trunco, solo es un eco de la sorpresa, el asombro ante lo que no era explicable.
Por eso quedó trunco. Solo pudo reflejar lo que vivíamos hasta el 20 de junio.
Después, algo se rompió.
A dos años de eso, quizá ya podría terminar el relato. Pero, para qué.
Pasó tanto. En el Mundo, en Argentina, dentro mío. Cambió el lenguaje. ¿Qué quiere decir ahora “Viva Perón”? ¿Que quiere decir ahora “Justicia Social, Soberanía Política, Libertad”?


Golpe inminente. Una parte de mí aplaude el golpe del 76: era necesario terminar con tanta anarquía. Suponía seguramente que sería como el Lanusse de 1971, una dictablanda. Me equivocaba. Llegó el invierno del 76 con sus rumores de miles de torturados, presos, asesinados. Me voy a España en octubre del 76


España 1976-1984

Fin de Franco, Adolfo Suárez, legalización del Partido Comunista, pacificación, discusión de una Constitución democrática, Pacto de la Moncloa, libertad, alegría, democracia ..pero crisis económica, desocupación. Esperanza. Frase dicha ante un compañero argentino que hablaba maravillas de la Revolución Islamica de Khomeini, en Irán “Estoy cansado de dictadores tercermundistas, a partir de ahora todo en democracia, basta de inventos fascistas, socialistas o islámicos”. Veo que Alfonsín va a ganar, me hago alfonsinista: democracia, vida, paz. Vuelvo a Argentina.

Argentina 1984… 2001

Etapa socialdemócrata: socialismo solo se justifica en democracia. Basta de stalinismo, castrismo, con democracia se recupera la soberanía del pueblo. Comienza la crisis económica: recesión, inflación, empresas estatales ineficientes. Empieza a instalarse la palabra “privatización”, que al principio provoca escozor. Pero uno empieza a enterarse del desatino estatista de la Argentina, de las mafias corporativas que manejan Segba o ENTEL, del botín que constituyen para militares o políticos, a la ineficiencia que desarrollan, que no es un problema de “buena voluntad”: buenos tipos no pueden domar al monstruo estatista.
Menem: versión riojana del privatismo. Medidas acertadas y robo salvaje, la peor mezcla de falta de controles y negociado. Pero se entrevé que, a la manera argentina, hay algo de cierto en todo el proceso: desregulación, nueva ley de presupuesto, terminación de subsidios a empresas, nuevas inversiones, mejora de la infraestructura, mejora de los servicios públicos, el campo se transforma y comienza a producir cinco veces más. Pero …Basta de Corrupción. De la Rua, Chacho: liberalismo prolijo, sin corrupción, mantener la convertibilidad, hacerlo todo prolijito. Desastre. 2001: corralito, devaluación, default, aislamiento internacional, la peor crisis.

2001

La Torres. Renace el viejo antiimperialismo, el viejo estatismo, el viejo comunismo caído en 1989. Moyano con retratos de Bin Laden, Bonafini agradeciendo a Bin Laden la existencia de 3000 nuevos desaparecidos. Antiamericanismo troglodita, medieval y antisemitismo (Saramago pronuncia su condena:”Ya no le debemos tener lástima a los judíos por lo que les pasó en la segunda guerra”), es mejor un mujaidin que un político democrático. Guerra a Israel , a USA, satanes del mundo. Los pobres le devuelvan a USA la explotación de siglos, bla, bla, bla. Escribí en ese momento:

"Estoy conmovido y sorprendido por el extraño chantaje a que nos están sometiendo a todos, los supuestos liberadores del Hombre, encarnados en el grupo suicida y sus apoyos.
Todos, me refiero a: todos los que somos progresistas, los que creemos que hay injusticia social, los que creemos que la riqueza está mal distribuida, los que no soportamos la intolerancia, la discriminación, el sexismo, el chauvinismo, el autoritarismo, la dictadura, los que amamos la libertad, los que creemos que la libre discusión es mejor que el dogmatismo, todos los que abrevamos en algun momento del socialismo como ideal de solidaridad humana, todos nosotros. Los que no votamos a Bussi ni a Rico, los que aplaudimos el juicio a las Juntas y puteamos por la obediencia debida y los indultos. Los que nos emocionamos con la madres. Todos (no hablo de los otros, no me interesa) estamos siendo ferozmente chantajeados por los fundamentalistas.
Todos tenemos que recitar el siguiente discurso: lo de las Torres es una locura, pero...es el producto de un mundo injusto gobernado por EEUU. Todos tenemos que recordar las iniquidades yanquis, al tiempo que declaramos nuestro pesar por el atentado.
Adherimos, de un modo casi infantil a una especie de antimperialismo cavernícola, consistente en negar toda contribución norteamericana a la democracia, al progreso y asignar todos los males del mundo a EEUU.
Tengo algunos males del mundo que no podemos atribuir a los yanquis.
- Dos millones de asesinados por el régimen de Pol Pot (marxista él, según decía)
- La limpieza étnica de serbios contra croatas, croatas contra serbios, bosnios contra...
- Hutus y Tutsis asesinándose en masa
O sea, el mundo cobija muchos asesinos. No todos viven en EEUU. Muchos nos acompañan en nuestras marchas de protesta...contra EEUU.
Tenemos la sutileza de un elefante en estampida. Todos los hechos negativos, toda la pobreza, toda tortura, todo asesinato, es , obviamente producto de la conjura imperialista yanqui.
Adherimos a la teoría de que el enemigo de EEUU, es por definición, mi amigo. Cuando pregunto si esto se aplica tambien a la 2º Guerra, me dicen que ...no, que ahí era todo el mundo contra Hitler.
Cuando la derecha nacionalista (Seineldín, Rico) proclama su antinorteamericanismo casi casi nos dan ganas de ir a abrazarlos y tratar de convencerlos de que ingresen al "campo popular" (el PCR argentino saludó el levantamiento carapintada como "expresión del movimiento antimperialista latinoamericano", no estoy delirando).

Cuando noto una cierta satisfacción por el atentado, pregunto si esa misma satisfacción anidó en algunas caras cuando lo de la Embajada y lo de la AMIA.

Cuando el oscuro Noriega - protector de Sdeineldin- es levantado como heroe, cuando el no menos oscuro Chavez es señalado como "una promesa", cuando Osama o quien sea es señalado como luchador antiimperialista, en fin, cuando las tripas se me revuelven empiezo a sospechar que mi lugar ya no es este, que me cambiaron el escenario, que me están llevando de las narices hacia un lugar del que nunca se vuelve.
Entonces peleo. Contra mi mismo, contra ese nosotros que defini más arriba. Peleo contra la tentación , grande, hay que reconocerlo, de decir adios. Me voy con la Civilización, me voy a Occidente, me voy a la democracia burguesa, me voy al "campo enemigo".(…)
Lo primero, creo, es dejar en claro que la linea divisoria pasa por la defensa de la vida y dignidad humana, por la condena de toda forma de explotación y toda violación a los derechos humanos, pero incluyendo explícitamente las que se cometen en nombre del pueblo, la revolución, la justicia social o la liberación nacional. Todas esas palabras son cháchara si no se acompañan por el compromiso de defensa integra de la vida. Esto excluye de partida , la acción terrorista de iluminados, sean socialistas progresistas- como los de la ETA, o fundamentalistas, como Jihad, Hamas o quien cuadre. (…)
Hebe- con todo el respeto- está encarnado ese discurso desesperado y desesperazante: toda violencia del campo popular es buena, es revolucionaria: la ETA, y porque no, la fundamentalista. Todo judio tiene que demostrar que no es sionista. Todo americano complotarse para derribar a Bush, todo europeo es sospechoso de habernos colonizado, todo militar que se arrepiente debe ser mandado a la prision, todo familiar que recibe una indemnización es un traidor, todo el que critica la metodologia del setenta es un blasfemo, Israel es el diablo, EEUU es Satan.
Esta señora en su infinito dolor es una muestra de la falta de reflexion, la irresponsabilidad y la ligereza: Solo siente , no piensa. Y nos obliga a nosotros a no pensar. Solo a sentir, a sumarnos a cualquier manifestación "en contra", a unirnos para ver como el "campo popular" se derrota así mismo, vacío de ideas.


Ahora

Leí mucho desde el 2001: Popper, Hayek, Djilas, Kravchenko, Vargas Llosa, Montaner. Todos los autores olvidados o sumergidos bajo toneladas de Marx, Lenin, Sartre, Althusser, Foucoult, Derrida, Habermas, Deleuze, Chomsky…Hoy día cuesta trabajo encontrar libros de Popper, posiblemente el mayor filósofo del siglo XX, para no hablar de Hayek o Von Mises, (“malditos liberales”).

Popper escribió:

“Pero la lucha por la libertad y por el respeto del ser humano, de la vida y la libertad de los hombres continúa. Porque no existen soluciones fá¬ciles. Se trata de un considerando de capital im¬portancia. Todos nuestros valores tienen sus lími¬tes. Y trazar esos límites resulta muy dificil .
Lo mismo ocurre con la libertad. Es evidente que mi libertad debe tener unos límites. Como dijo en cierta ocasión un juez americano: «El límite de tu libertad de mover los puños como mejor te pa¬rezca es la nariz de tu prójimo». Llegamos así a lo que el gran filósofo Kant llamó limitaciones de la libertad humana impuestas irremediablemente por la convivencia. Y esas limitaciones deberían repar¬tirse de la manera más igualitaria posible .
Necesitamos al Estado y a sus leyes para lo¬grar que los límites inevitables de la libertad del hombre sean iguales para todos los ciudadanos .
Así es como la idea de libertad conduce irre¬misiblemente a la idea de igualdad. Pero esta idea de igualdad plantea algunos peligros para la idea de libertad.
Si la tarea del Estado consiste en velar por la igualdad de los derechos y deberes de los ciudadanos, el poder del Estado se convierte en un peligro para la libertad. Han sido muchos los pensadores que se percataron del hecho. El riesgo puede provenir de la burocracia, que acaba por convertirse en la clase dominante y de ese modo amenaza no sólo la libertad, sino en último térmi¬no también la igualdad, llegando incluso, en deter¬minadas circunstancias, a hacerlas desaparecer: no sólo podemos ser esclavizados por un dictador, por un Mussolini, un Stalin o un Hitler, sino también por el propio Estado, por una burocracia anónima. (…)

Para nosotros, sólo existen dos tipos de gobierno: aquellos en los que los gobernados pueden librarse de sus gobernantes sin baño de sangre y aquellos en los que los gobernados pueden, si acaso, librarse de los gobernantes sólo mediante un baño de san¬gre. Llamamos democracia al primero de estos tipos de gobier¬no, y al segundo tiranía o dictadura. Pero en realidad, lo que aquí importa no son los nombres, sino sólo los hechos.
En Occidente creemos en la democracia sólo en este sobrio sentido: como la forma de gobierno menos mala. Así es como la describió el hombre que ha hecho más por salvar la democracia y a Occidente: «La democracia es -dijo en una ocasión Winston Churchill- la peor forma de gobierno -excepción hecha de todas las demás formas de gobierno ensayadas de tiempo en tiempo».
Creemos pues en la democracia, pero no porque sea el gobier¬no del pueblo. Ni ustedes ni yo gobernamos; por el contrario. tanto ustedes como yo somos gobernados, y en ocasiones más de lo que desearíamos. Pero creemos en la democracia como la for¬ma de gobierno compatible con la oposición política pacífica efectiva, y por ello con la libertad política.
He citado antes el desafortunado hecho de que los filósofos políticos nunca rechazasen con claridad la errónea cuestión de Platón de «¿Quién ha de gobernar?». Rousseau planteó la misma cuestión, pero ofreció la respuesta contraria: «Ha de gobernar la Voluntad popular -la voluntad de los muchos, no de los pocos»; Realmente es una respuesta peligrosa, pues conduce a la deificación ideológica del «Pueblo» y de «la Voluntad Popular». También Marx se pregunta, en línea con Platón: «¿Quién ha de gobernar, capitalistas o los proletarios?» Y también él ofreció la res¬puesta de «los muchos, no los pocos; deben gobernar los proleta¬rios. no los capitalistas».
Al contrario que Rousseau y Marx, pensamos que la decisión mayoritaria de una votación o de una elección es tan sólo un medio de alcanzar decisiones sin baño de sangre, y con la menor limitación posible de la libertad. Por supuesto, las mayorías to¬man a menudo decisiones equivocadas, y hemos de insistir en que las minorías tienen derechos y libertades que no puede inva¬lidar ninguna decisión mayoritaria.



Hayek:

“Aún parece extraño e increíble para mucha gente que un orden pueda alzarse ni totalmente independiente de la acción humana ni como el resultado intencional de tal acción, sino como el efecto imprevisto de conductas que los hombres han adoptado sin semejante fin en mente
Aún mucho de lo que llamamos cultura es sólo ese orden crecido espontáneamente, que no se levantó ni por completo independientemente de la acción humana ni por diseño, sino por un proceso que se ubica en algún punto entre estas dos posibilidades, las cuales fueron largamente consideradas como alternativas exclusivas
Semejantes órdenes espontáneos los encontramos no sólo en el trabajo de instituciones como el lenguaje y el derecho (o, más conspicuamente, los organismos biológicos), las cuales muestran una reconocible estructura permanente que es el resultado de una evolución lenta, sino también en las relaciones del mercado, las que continuamente deben formarse y reformarse a sí mismas y donde sólo las condiciones conducentes a su reconstitución constante han sido moldeadas por la evolución (…)

Mientras en una organización tiene sentido, y aún será la regla, el determinar el esqueleto por órdenes específicas y regular el detalle de la acción de los diferentes miembros sólo por reglas, la inversa no puede nunca servir a un propósito racional Si el carácter general de un orden es de un tipo espontáneo, no podemos mejorarlo impartiendo órdenes directas a los elementos de ese orden, pues sólo esos individuos y no la autoridad central conocerá las circunstancias que los hace realizar lo que hacen.”


Von Mises

El liberal reconoce, por supuesto, que el uso de esas drogas es nocivo, y renunciamos a discutir aquí el tema de si el alcohol resulta perjudicial sólo en dosis abusivas. De lo que no hay duda es de que el alcoholismo y la droga¬dicción constituyen mortales enemigos del hombre, robándole capacidad de trabajo e impidiéndole disfrutar de muchos sanos placeres que la vida brinda; por tal razón, el utilitarista considera condenables aquellas prác¬ticas. Pero esto no prueba en absoluto ni que, para la desaparición de tales vicios, convenga la intervención de las autoridades en el funcionamiento del mercado, ni que e1poder del estado sea bastante para reformar al pervertido y curarle de sus lacras. Y aún hay otra cuestión a considerar: la de si la supresión coactiva de tales hábitos no pudiera tal vez abrir una nueva caja de Pandora repleta peligros no menos graves que los que suponen el alcoholismo y la drogadicción. I
Quien entienda que el beber o el drogarse resulta dañoso, es libre de proceder en consecuencia. La cuestión, por otro lado, no afecta tan sólo al alcohol y a las drogas. Si se admite el principio de que la mayoría puede imponer su sistema de vida a la minoría, no hay por qué detenerse. ¿Qué debemos hacer con el tabaco, el café, etcétera? ¿Y si el estado impusiera a todos los ciudadanos una dieta alimenticia correcta? Con los deportes, lo mismo; hay quienes se destrozaron con esfuerzos excesivos. Pocas gentes tienen continencia en los placeres sexuales, resulta difícil a muchos viejos comprender que les conviene la abstención o, al menos, una gran morigeración en ese terreno. ¿Hay que llamar también aquí al estado?
La literatura mendaz y maliciosa encierra, para muchos mayor peligro aún que todos los anteriores males. ¿Se puede permitir la existencia de una prensa que no hace sino halagar los más bajos instintos del hombre? ¿No habría acaso que prohibir las películas pornográficas, el teatro obsceno y cuantos medios propagan la inmorali¬dad? La difusión de falsas teorías sociales resulta no me¬nos dañosa para los hombres y los pueblos. ¿Debería per¬mitirse la propaganda bélica, ya sea civil o internacional? ¿Y qué decir de los impíos libelos y blasfemas diatribas contra el respeto a Dios y su iglesia?
Es, pues, evidente que cuando se abandona el principio de que el estado no debe intervenir en la vida privada de los ciudadanos, acabamos regulándola hasta en los más mínimos detalles. Desaparece la libertad individual.El ser humano se hace esclavo de la comunidad, constre¬ñido a obedecer los mandatos de la mayoría. No es difícil imaginar las cosas que un malvado político, investido de tanto poder pudiera llegar a ordenar. Pero, aun en el caso del gobernante benévolo, lleno de sanas intenciones, con semejante planteamiento el mundo se transformaría en la tumba del espíritu. “



Bastiat

“Me escribió una vez Lamartine: “Vuestra doctrina no es más que la mitad de mi programa: os
habéis detenido en la libertad, yo estoy ya en la fraternidad”. Le contesté: “La segunda mitad de
vuestro programa habrá de destruir la primera”. Y, en efecto, me es completamente imposible
separar la palabra fraternidad, de la palabra voluntarismo. Me es por completo imposible concebir la fraternidad forzada legalmente, sin que resulte la libertad legalmente destruida y la justicia legalmente pisoteada.”

¿Acaso no tengo también a mi favor la experiencia? Tended la mirada sobre el globo. ¿Cuáles son los pueblos más felices, más morales y más apacibles? Son aquellos en que menos interviene la ley en la actividad privada, donde menos se hace sentir el gobierno; donde laIndividualidad tiene más Iniciativa y la opinión pública más influencia; donde los rodajes administrativos son menos numerosos y complicados; los Impuestos menos pesados y menos desiguales; los descontentos populares menos excitados y en menor grado justificables; donde la responsabilidad de los individuos y de las clases es más efectiva, y donde, en consecuencia, si no son perfectas las costumbres, tienen tendencia invencible a rectificar; donde las transacciones, los convenios y las asociaciones se ven menos trabadas; donde trabajo, capitales y población sufren menores desplazamientos artificiales; donde la humanidad obedece más a su propia inclinación; donde el pensamiento de Dios prevalece más sobre las invenciones humanas; aquellos, en una palabra, que más se acercan a la siguiente solución: dentro de los límites del derecho, todo debe hacerse por la libre y perfectible espontaneidad del hombre; nada por medio de la ley o la fuerza, sino por la justicia universal.”



Kravchenko

“Los primeros dividendos del colectivismo se tradujeron en muerte. Si bien ni apareció una palabra sobre la tragedia en los diarios, la hambruna enseñoreada del sur de Rusia y del centro de Asia era cosa sabida por todos, si bien denunciábamos como “rumores antisoviéticos” lo que sabíamos que eran verdades grandes como una casa.

Para asegurarse de que se levantarían las cosechas, para impedir que los desesperados agricultores de las granjas colectivas se comiesen las plantas nuevas, para salvar los koljhoses del quebrantamiento bajo una mala administración, para luchar contra los enemigos del colectivismo se establecieron en las aldeas departamentos politicos especiales, integrados por comunistas de confianza: militares, funcionarios, profesionales, hombres del NKVD y estudiantes. Un ejército de más de cien mil adictos fue desplegado a través de las regiones colectivizadas.(…)

“- Usted es un futuro ingeniero, según me dicen, y un buen hombre del Partido. No estoy seguro, sin embargo, de que comprenderá la situación. Está entablada una lucha sin cuartel entre los campesinos y nuestro régimen. Es una pugna de vida o muerte. Este año era una prueba de nuestra fuerza y de su resistencia. Fue menester una hambruna para que aprendieran a saber quién es el amo aquí. La prueba ha costado millones de vidas, mas el sistema de las granjas colectivas ha de ser permanente. Hemos ganado la guerra.”



Koestler

“Fui hacia el comunismo como quien va hacia un manantial de agua fresca y dejé el comunismo como quien se arrastra fuera de las aguas envenenadas de un río, cubiertas por los restos de ciudades inundadas y cadáveres de ahogados.”

“Vivía yo en aquellos momentos en un mundo mental al que ya hube de denominar “sistema cerrado”, mundo comprable al universo concluso de los escolásticos medievales. Tuve que acondicionar y reformar todos mis sentimientos, mi actitud con respecto al arte, a la literatura y las relaciones humanas, para acomodarlo todo a los moldes prescritos. Gradualmente hubieron de transformarse mi vocabulario y sintaxis. Aprendí a evitar toda forma de expresión original, todo giro o frase personal. La eufonía, las gradaciones del énfasis, los matices de significación eran sospechosos. Sometí mi lenguaje, y con él mi pensamiento, a un proceso de deshidratación y luego lo hice cristalizar en los esquemas ya hechos de la jerga marxista. Había una o dos docenas de adjetivos cuyo empleo era seguro y hasta obligatorio; he aquí algunos: decadente, hipócrita, morboso (aplicado a la burguesía capitalista), heroico, disciplinado, conciencia de clase (para el proletariado revolucionario); petit-bougeois, romántico, sentimental ( para los escrúpulos humanitarios), oportunista y sectario (para las desviaciones de derecha e izquierda, respectivamente), mecanicista, metafísico, místico ( para las concepciones intelectuales falsas), dialéctico, concreto (para las concepciones correctas), apasionado (para las protestas), fraternal (para los saludos), inquebrantable (aplicado a la fidelidad al Partido).”



Rubén Zorrilla


Desde que apareció, apenas intuida, a la sombra de una cada vez más extensa –e intensa– economía dineraria, la sociedad de alta complejidad –cuyo fundamento y sostén es el capitalismo– fue encarnizadamente combatida por la cultura tradicional y los perso-neros conspicuos de su herencia, quienes recogieron imprecaciones y condenas, a veces sólo insinuadas, de un pasado milenario.
El dinero, el interés, el capital, su acumulación y concentración, el lucro, la célebre plusvalía, el monopolio, entre otros términos críticos, fueron –en simple metáfora– los muñecos miserables, reiteradamente vilipendiados por una ética convencional, discrimi-natoria y sensiblera, que se negaba a comprender la nueva realidad del proceso histórico moderno, desencadenada por la audacia de la aventura, la inteligencia de la innovación y la porfía del trabajo incesante y meticuloso.
Las grandes máquinas, coordinadas en vastas organizaciones (pensemos en el fe-rrocarril), fueron caracterizadas como demonios. La tecnología, y la misma ciencia, han sido reiteradamente desestimadas por creadoras de incertidumbre y problemas (lo que es cierto) como si ésas no fueran las consecuencias necesarias de elegir entre opciones perentorias –realizadas por millones de personas–, todas las cuales tienen los mismos resultados inciertos y problemáticos. Pero mientras la tecnología y la ciencia nos lanzan al itinerario azaroso de vivir y aun exprimir lo desconocido y misterioso de la sociedad y la historia, su quiebra, o la abstención de producirlas, nos llevarían a la estabilidad de la inacción y a la nada, sin superar o enfrentar los problemas de vivir. Rifaríamos la propuesta imprevisible de crear y saber frente a lo desconocido que nos asedia. Deja-ríamos de ser los astronautas del misterio, para gozar de la seguridad –por completo ilusoria– en el nicho de la ignorancia.

Aquí yace la trágica cantera del más grande de los malos entendidos de nuestro tiempo. Es que 250 años de progreso hasta ahora incesante –si bien plagado de conflictos, hecho común en la historia del homo sapiens– no son todavía convincentes para gran parte de la masa intelectual o intelectualizada. Muchos más de los que serían esperables de sus miembros –entre ellos una considerable cantidad de premios Nobel– no se han informado de datos y conocimientos elementales: por ejemplo, que desde hace apenas dos siglos el homo sapiens, en una pequeña porción de la Tierra, está sacando la nariz de las cavernas, allí, precisamente, donde reside la sociedad de alta complejidad.
Si siempre nos diéramos cuenta de nuestros errores; si la realidad fuera transparente, entonces –inclusive la vida de animales y plantas– no sería lo que es: una exploración incierta en las coerciones de los trabajos y los días. Además, no puede dejar de ser así.
No pienso lamentarme aquí de esos errores, dado que nuestra ignorancia es y será infinita. Pero podemos aprender indefinida aunque dolorosamente, si “nos damos cuen-ta”, a través de mejores argumentos y mejor información, que algo importante pasa a nuestro lado sin ser percibido. Darnos cuenta de que ahora contamos en Occidente con una gran sociedad, mejor que ninguna en el pasado, pero –como todas– con inmensos problemas, medidos desde la estatura de sus hazañas –aunque tratables desde un nivel completamente distinto al de la ignorancia de antaño–. Si no “nos damos cuenta” perde-remos la oportunidad de mejorarla y, lo que es peor, acaso la perdamos para siempre.




En los “ingenuos” valores de la libertad y el humanismo creo ahora.

4 comentarios:

Orlando Tambosi dijo...

Também passei por essa desgraça...

esteban dijo...

Sí, es un "tránsito doloroso". Más fácil es quedarse en una postura tibia, socialdemocrata, "centroizquierda moderada", no?
Pero eso es , como decía Perón y ahí no se equivocaba, "bosta de paloma", no tiene gusto ni olor...

José Luis dijo...

Tardé en leerlo, por falta de tiempo y porque merecía una lectura no superficial.

Me parece notable tu honestidad intelectual que, en vez de buscar racionalizaciones estúpidas (como hubiera sido más común, como hacen los devotos [*] de la izquierda), tiraste todo al carajo y cambiaste el paradigma. No se suele ver eso.

JL

[*] Escribí "devotos" a propósito, ya que la izquierda (al menos la izquierda argentina, la del Che, la del antiimperialismo, la de Hebe, ...), es una fe (algo así decía Bertrand Russell creo). Una fe, vale decir, creer algo sin tener evidencia de ello. Si no, si no es por la fe, no se explica cómo sostienen la creencia en sus bondades sin tener un ejemplo práctico de éxito y -peor- rodeados de ejemplos de fracaso o desastre.

esteban dijo...

Gracias José Luis. Me resulto divertido rememorar esos años. Sí, la Revolucion como Religion ha dado lugar a mucha literatura. El problema es que quisieron reemplazar al Cielo y crearon el Infierno en la Tierra.

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